Quien escribe esto no había oído
antes el nombre de la abuela Norma o Abuela Norma, ya que ha sido rebautizada
por las redes sociales ya no sólo como Norma, sino con el agregado temporal,
cronométrico, de “Abuela”.
Es un éxito en las redes
sociales, me aseguró Paulo en Luz Roja. Había llegado a las ocho y media, solo
y con ganas de beber, como suele suceder los miércoles cuando hay ganas de
beber, así como los lunes, martes o jueves, hasta que llegue el fin de semana.
En realidad no tenía pensado salir hasta que me llamó una amiga que al final no
pudo ir, pero las ganas ya estaban plantadas, irrefrenables, eran las siete de
la noche y la noche propone, inquieta. Decidí salir entonces por mi cuenta y
que se sumara quien quisiera, estaba dispuesto.
La noche propuso, sin embargo,
que no encontrara a nadie durante tres horas al menos, consumiendo mis
botellas, mirando las tetas de la Joplin en la pared y buscando alguna
posibilidad de encontrar a una chica que me devuelva la escritura y me rescate
de la cierta paz inmunda que se ha instalado en mí. Las horas pasan y decido
dejar de ser una unidad al lado de la mesa. Voy directo a la barra y pido más
cervezas, me percato que es la primera vez que tomo en la barra principal de Luz
Roja, yo voy siempre a la mesa o a la barra de al fondo, donde no atiende nadie
y es, por lo tanto, un soportacodos bien
cómodo. Entre vaso y vaso me brota el parlanchín, me siento más alegre y es que
la Rose ha llamado a mi rescate, ya viene, ya no beberé sólo y entre sonrisas y
vasos Paulo me cuenta la novedad.
-
Va a venir la Abuela Norma ¿La conoces no?
-
No ¿Quién es?
Nunca había escuchado sobre ella,
será que pertenezco ya a una generación en los extramuros de las tendencias de
las redes sociales en internet, que uso youtube para ver programas noventeros o
algún documental.
-
Pues va a venir a Luz Roja, a ver si le haces
una nota.
A mí me gusta escribir sobre Luz
Roja, me gusta saber que le escribo a un bar como a una mujer y acepto la
propuesta de escribir sobre esa insigne y desconocida abuela, al menos para mí.
El encuentro sería en la semana siguiente y mientras tanto ya estaba llegando
Rose para resemantizarme y ya no ser una unidad.
La Abuela Norma es un éxito en
youtube y en Facebook, parece una abuelita sacada de un programa de televisión
cómico, para ser exactos y precisos, como de un programa familiar noventero, de
esos que aún mantenían el formato de comedia situado en una familia. También
tiene algo de la mamá de Carlos Alcántara en Asu Mare, pero esta es real.
Inverosímil, pero real. Sus videos son cortos y se tratan de opiniones de la
Abuela sobre cualquier hecho o situación cotidiana que ella se encarga de
particularizar muy a su estilo. Son videos caseros que parecieran ser actuados,
pero todo es real, espontáneo. Un día a alguien se le ocurrió grabarla con su
celular y subir ese video a Facebook, lo demás es esto: estrella de las redes y
abuela de todos.
La han entrevistado, claro, en
programas de farándula como los que conduce Aldo Miyashiro y otros similares.
Entonces me pregunto qué coño voy a hacer o escribir yo que ando perfilando mi
proyecto de tesis de maestría sobre la violencia de Sendero Luminoso vista
desde la literatura peruana. ¿Cómo conciliar aquello con la Abuela Norma sin
que me salga un mamotreto con tufo intelectual impostado?
La semana pasó sin que mis
referencias vayan más allá de unos cuantos videos, había tomado la decisión de
no investigarla mucho, tampoco había cómo, pues opté que el contacto fuera más
natural, como de alguien que se encuentra naturalmente y por primera vez con
alguien como la Abuela Norma.
Son las nueve de la noche y
mientras voy esperando me pido una cerveza que va por cuenta de la casa. La
gente ingresa en grupos, van pidiendo cervezas de cuatro en cuatro y el cigarro
es colectivo y de menta. ¿A qué hora llegará?
- ¿Cómo así es que va a venir la
Abuela Norma?
- Su nieta es clienta de acá,
siempre viene.
De una camioneta cuyo color no
recuerdo baja la Abuela Norma ayudada por su nieta y en andador. Me acerco a
saludarla, Paulo le da la bienvenida y la observo, también me recuerda a la
mamá de Sylvester Stallone en Para o mamá
dispara, y a Doña Olga de Mil
oficios, pero sin chisme y sin bilis en los ruleros, aunque la Abuela Norma
no usa ruleros, al menos no esa noche. Su llegada ha sido una sorpresa, tanto
para los clientes de Luz Roja como para ella misma.
-
Yo salía para el dentista y ahora estoy aquí.
Todo ha sido a último momento,
así lo ha querido la nieta quien se acaba de ir con sus amigos al otro lado del
bar, mi favorito, donde hay más mesas y el espacio es más amplio. A nosotros
nos han dejado en la mesa que da a la puerta, como para que la Abuela no se
sienta sofocada y esté más cerca al auto cuando tenga que irse.
Ha vivido casi toda su vida en el
Callao, recién hace poco se ha mudado a San Miguel con su hijo y su familia.
Aún no se acostumbra y es que no es lo mismo, los amigos el barrio, “yo salía a
bailar bastante cuando era joven, así conocí a mi esposo”. Se le ve frágil,
creo que se aburre un poco, me cuesta sacarle información y la música no ayuda,
los parlantes son potentes y la audición de la Abuela Norma ya no lo es tanto.
Quiero saber de ella, quién es el personaje detrás de los videos, cómo empezó
todo, ¿Será consciente de que es vista y seguida por una numerosa cantidad de
jóvenes? ¿Qué pensaría si le dijera que mi abuela es su fan, me enteraría
luego, y que se emocionó más que la vez que conocí a Vargas Llosa apenas se
enteró de que conversé con ella para hacerle una nota?
Está al tanto, aunque al mismo
tiempo siento que es una conciencia parcial, incompleta, como quien sabe que
existe el mar, lo cree y de pronto se encuentra por primera vez con su
infinitud. Su nieta fue la que grabó el primer video y fue a ella quien se le
ocurrió crear su página propia en Facebook. Ella aún no regresa de la otra zona
del bar y la abuela recuerda sus paseos por el malecón del Callao, los bailes
los fines de semana y las matinés.
Me dice que le gusta el bar, es
bonito me dice y se sujeta bien los anteojos. “A mi hermana no le gusta esto de
los videos”. Le parece indecoroso que salga así, que la muestren así. Siempre hay
hermanos opuestos entre sí, complementariamente opuestos, sincronizadamente
antónimos. Pero a la Abuela Norma no
pareciera importarle mucho la desaprobación de la hermana, es muy seria me
dice. Exagera y estoy de acuerdo. De pronto la veo bostezar, que ya es tarde y
en su casa ya deben estar preguntando por ella. La nieta vuelve con Paulo y una
torta entre manos, ya no hubo tiempo para que conociera Taberna Roja, que es el
otro bar de los dueños. Se encienden las velas y se acercan las personas para
tomarse las fotos que subirán a Facebook en unos minutos. La Abuela Norma
volverá a casa, lejos del Callao, siendo la primera abuela en visitar Luz Roja
y preparada para ver una novela turca. Semanas después volverá a ser
entrevistada en otro programa farandulero que tampoco veré, se volverá más
conocida, mi hermana me preguntará cómo es que salgo en una foto con la Abuela
Norma, pues una amiga suya me ha reconocido en las fotos subidas a su página.
-
Pues la conocí en Luz Roja, hoy es martes,
vamos.