Pienso que aún rozo ciertos pudores
que este envejecimiento
que estas noches de lectura
no aportan lo que deben aportar,
quizás te hablo desde la herida
o desde un viejo malecón
que tras olas y piedras
va quedando sólo un trozo de madera
o desde una ventana rota
que de pájaros y azucenas
hereda una tierra infértil
pero te hablo también
de esas otras cosas
del sexo con movimiento torpe
de la excitación
con más arte que profesión
te hablo de mi pudor de hombre
de mi pudor de memoria
de mi pudor de conciencia
de mis años transcurridos
entre libros, amigos y copas
de las películas que he visto
de las veces que como hombre
he sentido el frío de mujer.
SUIMAR
viernes, 11 de junio de 2010
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