sábado, 9 de abril de 2011

I DON´T LIKE PPK.


Cuando escribo estas líneas La Mula acaba de publicar que el único que tendría cercanas posibilidades de pasar a segunda vuelta sería el foráneo PPK, ergo, otro voto sería considerado perdido. Por lo menos mi mayor miedo, que pasara Keiko, ha sido por el momento tranquilizado, dopado.


Sin embargo no dejo de sentirme enfermo, como si la naturaleza de este dolor fuera endémica, marca peruana. Porque si de algo carecemos es de memoria o de enceguecernos por voluntad propia, como si el masoquismo fuera nuestra identidad y sin ella nuestro derrotero careciera de guía. No tenemos cultura democrática, ni nos esforzamos por entenderla y buscarla. No comprendemos que la historia nos da una ayudadita para no fracturar el presente y evitar desahuciar el futuro. Si alguien leyera, cogiera un libro y entendiese el mensaje que hay entre líneas sabría que PPK no representa lo nuevo en la política. Si alguien se tomara el trabajo de revisar el perfil de su candidato favorito sabría que aquel señor ostenta un tropel de oscuros negocios y triunfos.


Si el éxito significa adquirir dinero sin importar el cómo pues PPK sería todo un paradigma, Alan García su renovación madura y nos falta la nueva generación en busca de un nombre lo suficientemente sibilino para ejercerlo. Y para eso está la señora Keiko cuya herencia criminal aún la persigue como pulga a su perro. Pero el caso del señor estadounidense (con todo derecho de serlo) es el que me intriga y me provoca algunas preguntas que no logro del todo entender. ¿Cómo hizo un señor de la edad avanzada de PPK calar tanto en una juventud que ni sabe lo que significa el liberalismo? ¿Cómo ha hecho para que nadie más se pregunte por lo que hizo en gobiernos pasados? ¿Qué creen que hará este señor con un caso como el de Islay? ¿Cuántos Baguas más queremos? ¿Cuánto nos falta por entender el motivo por el que se generó Sendero Luminoso?


Si yo me hago estas preguntas pues tendría que responder sobre el porqué de su voto joven y la mayoría de someras razones dadas para su voto por parte del público joven. En primer lugar PPK ha sabido vender muy bien su imagen de hombre exitoso que no “necesita robar pues ya tiene suficiente dinero”. O sea que la única razón por la que no lo haría es porque ya no necesita, esa es nuestra ignominiosa clase política. Hace algunos meses la PUCP realizó una encuesta con escandalosos resultados. De ella se nos informaba que a gran cantidad de peruanos no les importa que un político robe con tal que haga obras “total todos roban”.


Hemos llegado a tal grado de patetismo y conformismo (que es lo mismo) que creemos que es una realidad inamovible. Y ante ese punto PPK ya no tendría necesidad de robar, pues es un hombre honesto que ha alcanzado el “éxito” como hombre de negocios. Pues la juventud destetada de libros haría bien en revisar algunos archivos del expediente PPK para saber que en 1968, cuando este señor era uno de los seis gerentes del BCR , le entregó 17 millones de dólares a la International Petroleum Company cuando en ese momento sus cuentas ya habían sido embargadas por el gobierno militar de Velasco. La suma de dinero equivaldría ahora a unos 105 millones de dólares. Para ese entonces el nuevo gobierno (por toma de poder) había anulado el contrato de la petrolera en la que se le había ofrecido otros 99 años más de explotación sin cobrarles los 700 millones de dólares que debía desde 1924.


¿Generosidad de PPK? No, ya está claro que huevón, más allá de sus asuntos testiculares, no es. La historia del lobbysta comenzaba a nacer. Pero está claro que los jóvenes no votan por un expediente que ni han leído sino por una imagen que han ingerido en TV, papel y radio. Sobre todo TV pues sería ingenuo esperar algo de la lectura, lo que convierte a este texto en un inservible.


Ahora, si les resulta un dato muy antiguo bastaría revisar una noticia del “Wall Street Journal” en el que narra cómo un empleado de la Hunt Oil ayudó a cambiar leyes peruanas para permitir la exportación del gas de Camisea. Ese empleado era: PPK. Una historia más completa sobre este dato se puede revisar en la edición número 47 del semanario “Hildebrandt en sus trece”. Está claro que mi voto no será por PPK, porque considero que ese señor tiene una larga sombra de dudas por las cuales responder. Está claro que el Perú es una bomba de tiempo que tira hacia los extremos. La extrema derecha prendería la mecha de la explosión que representaría y acogería la extrema izquierda, significando lo que pueda significar ahora la derecha o la izquierda. Más indefinibles que nunca.


Lo que sí es definible y se puede cartografiar es que un gobierno de PPK representaría la inversión a lo bruto, sin medición. Porque aquí no se termina de entender que la inversión es buena y necesaria, mas no por eso libre revisiones y límites dependiendo el costo social y/o ambiental, que a la larga también es costo económico. De más está decir que el Perú simplemente es un exportador de cerros. Un señor como PPK que en la entrevista que le hizo la inefable Magaly Medina ante la pregunta de si era mujeriego dijo lo siguiente: “Eso es un secreto” y añadió “Como dice mi amigo Miguel Ángel Cornejo, la subpoblación en Europa, donde ya no hay niños, hay que mandar una manada de peruanos y se acabó el problema”.


Para él somos una manada y para la academia esto significa:



1. “Hato o rebaño pequeño de ganado que está al cuidado de un pastor.


2. Conjunto de ciertos animales de una misma especie que andan reunidos. Manada de pavos, de lobos.



Esta forma despectiva de llamarnos no hace más que revelar (involuntariamente) su pensamiento más profundo y real. En fin que votar por él sería votar por un extremista, no de la izquierda sino de la derecha. Que resulta tan malo como lo otro, pues no entienden que uno es la antesala del otro. La Defensoría del Pueblo ha detectado 120 conflictos sociales por explotar, y elegir a un embajador del caos como lo es mister Kuczynski es como echar un cigarro sobre una piscina de gasolina. Y ni hablar de la selva en donde un estudio realizado por Marc Dourojeanni sobre el libro Perú Porvenir de PPK demuestra la escasa preocupación sobre el tema, o el mutis voluntario sobre su futuro y sostenimiento. Ya el pasado nos enseñó cómo terminan al final las continuas provocaciones y postergaciones de una reforma social que no llega. Ya tuvimos a Sendero para entender que aún somos un país por construir y que estamos más cerca de ser un juguete con mecha encendida.


Si hasta aquí queda claro cuál es mi pensamiento y mis sentimientos por PPK, debo aclarar que aun así (aunque sus cercanías serían muy entendibles y posibles) preferiría a un PPK que a una Keiko Fujimori Delincuencia. Y para que esto quede aun más claro, votaría hasta por Humala con la única motivación de que Keiko no gane.


¿Es Humala el diablo venezolano que todos los diarios se esfuerzan por difundir? No lo creo, no votaré por Humala por incapaz de definición, por incapaz de ser congruente, porque no le entiendo jamás cuando se inspira y no le entiendo y me aburro cuando lee sus respuestas. Porque de lo único que está seguro Humala es de su apellido y nada más. Pero de ahí a que me lo vendan, como exactamente lo tildaron hace cinco años, de embajador de Chávez, de nacionalizar empresas (no lo he leído en ninguna parte) es llegar al paroxismo de los miedos y los conflictos mentales. De ahí a repetir textualmente el headline de los Miró Quesada y de los Agois es francamente irritante y vergonzoso como un Fujimori diciendo: ¡Soy inocente!



Para terminar con lo más oprobioso de estas líneas debo preguntarme desde la indignación el cómo es posible que Keiko ocupe la posibilidad de una segunda vuelta. ¿Es que los peruanos no pueden recordar lo que significó Fujimori para la nación? Algunos se escandalizarán al ver que prefiero a Humala que a Keiko, de la misma manera que yo me indigno al ver que prefieren votar por la hija de un violador de derechos humanos. Es esa nuestra verdadera condición de país tercermundista.


Algunos me vendrán con el “cuco” del terror y la inversión. Hará falta revisar la entrevista realizada a Campodónico al respecto para desmitificar algunas de esas ideas. Otros me vendrán con el cuento de defender la democracia. ¿Acaso el gobierno de Fujimori fue demócrata? ¿Y las muertes, la compra de diarios, de medios de comunicación, tránsfugas, lavado de dinero…? ¿Ya nos olvidamos de todo eso? ¿Nos merecemos a Keiko? Estas elecciones me hacer recordar a Vallejo en eso de “La naturaleza del dolor es el dolor dos veces”.