jueves, 10 de noviembre de 2011

LAS PIERNAS DE MI AMIGA (o Las piernas de Alejandra)


Las piernas de Alejandra, con sus pequeñas cicatrices de cuando jugaba con su bicicleta, yendo de esquina a esquina, en la calle de su barrio. Las tiene por encima de las rodillas, llegando al muslo. Lo saben quienes la conocen y quienes han apreciado sus piernas. Sobre todo cuando viste esa hermosa falda jean que usa en verano, algunos dirán que mejor es aquel short pequeño amarillo. Pero quienes realmente saben algo sobre Alejandra reconocerán que su belleza viste mejor aquel vestido suave, ligero y turquesa que usó hace unos febreros atrás.

No me dejarán mentir, era grácil, menudo, ataviado de pequeñas flores como enredaderas, que caían levemente hasta el borde de la tela. Aquel vestido fue inolvidable para quienes apreciamos sus piernas y las hemos visto florecer y volverse más hermosas desde que nacieron en su adolescencia hasta la juventud que nos ha hecho quererla y nos hace seguirla. Con el vestido relucían milagros que la falda y el short no lo permiten. Sobre todo cuando se sienta en esa silla blanca, coge ese vaso de cerveza, exhala el humo de su cigarrillo y cruza esas piernas.

Cuando la vi bajar de esas escaleras altas y oscurecidas por la noche, sabía que después de tantos viajes. De cruzar el norte del Perú, viendo la incertidumbre de Trujillo, la calidez de Chiclayo, las inacabables noches de Talara. Viendo todo aquello no había encontrado ese aroma de sensualidad, ese misterio de puentes, esa desnudez debajo de los vestidos. Porque en Piura, donde el sol dora la piel, la chicha se bebe en poto y se liba sin distinguir las horas, las chicas son hermosas pero no son Alejandra.

Por eso, al verla bajar, me detuve sólo a mirarla, con su vestido turquesa, las sandalias negras, la vincha recogiendo su cabello. Su piel nívea, fresca, con reciente olor a jabón, a manzana. Aquel febrero, entre Barranco, bares y caminos inciertos. Sus piernas cruzadas, desnudas, llegaban hasta mí como una amiga coqueta, íntima y ese encanto mistérico.

Alejandra también besa bien, yo diría que es una cualidad que va con sus piernas. Cuando uno la besa no puede evitar deslizar las manos hasta ellas. Acariciarlas, olerlas, besarlas. Alejandra habla más idiomas que yo, sonríe y reniega fácilmente. Alejandra está enamorada y eso está bien. Alejandra me ha besado y me ha querido. Alejandra es mi amiga. Yo soy su amigo. Alejandra tiene piernas de ensueño. Algunos estarán de acuerdo en decir que su bikini negro, pequeño, hace brillar más esas piernas. Es cierto, las lucen, podemos ver más lo que nos ofrece, cuando el sudor comienza a bajar en ellas. Sin embargo disculparán que yo me empecine en ese vestido, en ese color.

Está enamorada y eso está bien. Pero ahora ya no luce tanto sus piernas, es cierto, es invierno, tiene que abrigarse. El invierno es triste, sólo porque la cubre. Alejandra es de esas personas que sólo deberían vivir bajo el sol, con lentes negros, un cigarrillo y una conversación nocturna. Alejandra tiene las piernas que más he deseado. Alejandra no usa balerinas y por eso la amamos y su boca me ha besado más de una vez. Me gusta verla cuando se echa en el sofá, mirando hacia el techo y elevando sus piernas hasta rozar los cuadros de las paredes.

Somos muchos los que esperamos que vuelva ese verano que la humedece, que la hace salir de esa casa, girar hacia la derecha y comprarse esa botella de agua antes de salir a correr. El verano la desnuda, la hace sonreír y sudar. Sus piernas son mejores que las de sus amigas, lo saben quienes hemos visto sus fotografías, cuando sonríe, juega o se tapa los ojos para evitar ese lente intruso. A Alejandra la espero siempre y siempre aparece. Alejandra muy rara vez me lee, por eso me permito escribir sobre ella y sus piernas. A Alejandra la he querido siempre y siempre vuelvo a ella.

jueves, 3 de noviembre de 2011

¿Y SI ADMITIMOS QUE EL OTRO EXISTE? LOS RETOS DE UN GOBIERNO


A mí el caso Chehade me incomoda, me irrita, me devuelve a las canteras de lo ocre. Que sea inocente o no, no lo asumiré yo. De eso se encargará la justicia, los periodistas, la “opinión pública” que no es más que un titular dado por una persona, se encargará la historia y por último: el oprobio.

Sin embargo me preocupa, además de irritarme, lo que como símbolo manifiesta y expele. Estas han sido unas elecciones difíciles que nos mostraron lo que no queríamos ver, lo que algunos sociólogos se negaban a aceptar en su wishful thinking. Me refiero a que aún no somos un país, somos en todo caso un futurismo, una deuda pendiente, un colmillo gastado. No nos reconocemos, ni reconocemos al otro. Eso se mostró en las agresivas frases que se escribieron en Facebook, en las portadas de diarios sensacionalistas, en la frase: “Ganaron los ignorantes.

Hace poco me enteré de la existencia de la página “Anti Hi5 Amixer.com” en Facebook. Esta página utiliza un término muy particular, que es el “amixer”, que viene a ser una derivación despectiva del otro término “amix”. Amixer vendría a ser el otro, la otredad, ese sujeto que no soy yo, que no puede ser yo porque sus facciones no son las adecuadas. El amixer tiene como particularidad no ser blanco y más bien trigueño y que aún usa la otra página de red social conocida como Hi5. El nacimiento de este insulto conlleva significancias más allá del disgusto estético, proviene de un mensaje subliminal de decirle al otro “hasta aquí llegas”, consiste en marcar un muro tácito con el cual aún se deben mantener las fronteras sociales, en este caso más cercano al modelo de castas.

Resalto este fenómeno porque representa dentro de radio su de alcance un problema mayor: Hay gente que tiene derechos y hay otras que no.

Ese mensaje fue el que hizo ganar a Humala. Quizá por eso me gustó mucho cuando trocaron la frase de “ganaron los ignorantes” a “ganaron los ignorados”. Aquello fue el punto fuerte de la campaña de Humala, mas también se puede convertir en su talón de Aquiles. Me explico, al haber hecho hincapié sobre la inclusión social ganó fácilmente en muchos de los departamentos de la zona andina del Perú. Ahí fue casi invencible, esto se traducía también en una mayor participación y control estatal y fiscal sobre los recursos naturales, entiéndase por eso principalmente los temas relacionados a la minería. Sin olvidar, claro, su promesa de destinar el gas del lote 88 para consumo interno, o en todo caso priorizar su uso para el mercado interno.

Bien, si revisamos que del total de 148 conflictos activos más de la mitad tienen que ver con asuntos socioambientales, es decir el problema minero. Cusco, Cajamarca y Puno son algunos de los de los departamentos que esperan una acción rápida de parte del gobierno. El problema para Humala será cómo negociar con ambas partes sin que el Estado salga perdiendo, sobre todo teniendo en cuenta sus promesas de gobierno durante la violenta campaña y sus otras promesas a los empresarios, me refiero al discurso que dio en el Peruvian Business Council en New York.

Hasta el momento la ley de la consulta previa es un primer avance para amainar las aguas, y no repetir el Apocalipsis Now de Bagua. Ahora averiguar su uso y sus alcances será lo primordial. Este gobierno tiene que diferenciarse mucho del anterior, sobre todo en lo que concierne al diálogo. Esto ayuda a crear un puente y abrir posibles soluciones escuchando las demandas de los protestantes, pero sobre todo, tiene un principal efecto en la representatividad del gobierno. Porque aunque les parezca injusto, un gobierno sobrevive más por la imagen, por los gestos que por los hechos mismos.

Es cierto que las obras son gestos y muestras, pero un gobierno no sobrevive sólo de cemento. Eso ya lo hizo Castañeda y García y aún así sus fantasmas con la corrupción los persiguieron. Más en el caso de García que su megalomanía parecía no dejarle entender el porqué de tantas protestas si su gobierno estaba haciendo obras. Por eso el tema de representatividad genera una gran importancia. Una ley de consulta previa no es un monumento de cemento, es un gesto que promueve el diálogo y la inclusión, es un mensaje que elimina la frase de ciudadanos de segunda clase y los hace partícipes de una nación.

Por eso la representatividad es muy importante y más para este gobierno cuyo origen se distancia del anterior, aunque quizá se acerque al de Toledo. La victoria de García en el 2006 fue una victoria triste, pues se trataba de que no ganara el otro. Este caso pretende ser similar, que no ganara Keiko. Pero además se juntaron muchos movimientos, de distintas ideologías y clases sociales. Ganaron las provincias y perdió Lima, diría que por primera vez.

La otredad está representada o, por lo menos, siente que así es o será. ¿Qué pasa cuando se enciende la esperanza y lo que se recibe en cambio es la plúmbea continuidad?

Hay que recordar que Sendero es el hijo de muchas promesas frustradas. Y los que muchos ignoran y olvidan es que el semillero del cambio fue iniciado por el Apra. Cierto que también estaba el movimiento iniciado por Mariátegui y que antes de él estaban los anarquistas bajo la tutela intelectual de González Prada. Pero el primero no llegó moldear todo lo que planteaba pues su líder murió joven, además que sus acciones caminaban más dentro de la intelectualidad y el segundo se dispersó entre apristas, socialistas y más tarde comunistas.

Fue el Apra el que abrazó a muchos de los descontentos y esparció las ideas de un cambio, cuando Haya aún era un ferviente antiimperialista. La historia la sabemos todos ya. El Apra se hizo amigo de Odría, de los Prado, del olvido selectivo. Pero la semilla había sido sembrada y la pregunta constantemente pateada ¿Y cuándo el cambio? Hubo muchos intentos insurreccionales en el país, pero su freno fue justamente el gobierno más estigmatizado del siglo XX.

Curiosamente el gobierno revolucionario de Velasco frenó las insurgencias pues se pensó que él haría los cambios que tanto se habían prometido y tanto se habían postergado. Es decir, no sé si sin proponérselo, se evitó una guerra civil (El caso de Bolivia es similar, no discutiremos los aciertos y los fracasos del gobierno vecino, pero si a Evo le va mal, haríamos bien en recordar que lo que se le venía a Bolivia era algo peor, cercano a una guerra civil. Es mucho mejor pelearse con un gobierno, quejarse, que ver muertos en la calle). Tanto fue así que el texto mítico del fundador del Apra que durante años fue prohibido en el Perú por orden expresa de su autor, nada más y nada menos, fue publicado por fin durante el gobierno de Velasco, pues Haya quería dar a entender que las reformas dadas por el gobierno ya las había planteado él antes. Era hora de congraciarse con el pueblo que se había alejado del Apra. El libro era El antiimperialismo y el Apra. Obviamente las razones por las que no fue publicado aquí se debían a los distintos virajes ideológicos de su autor y su creciente amistad con el gobierno norteamericano. Un libro antiimperialista sería perjudicial desde ese punto de vista.

No discutiremos la forma de gobierno de Velasco en este artículo, pues daría para uno aparte. Sólo basta recordar su derrocamiento por Morales Bermúdez y la posterior elección de Belaunde. La imagen fue que las promesas de cambio una vez más fueron postergadas, y si desde el estado democrático no se hace nada para democratizar la vida, entonces recurro a otras vías. Tal fue la vía y la justificación de un grupo de personas que asesinó a tanta gente.

Entonces vemos que la representatividad, la indignación y las armas son terrenos cuyas distancias son más cortas de lo que parecen. Hay que tener mucho cuidado con los movimientos de protesta y recordar que no son uno aparte, que son una cadena que arrastra años. Carlos Iván Degregori nos hace recordar que a través de los conflictos locales como la lucha ayacuchana por la gratuidad de la enseñanza en 1969 se convirtieron en un campo fértil que transformó la postergación y resentimiento en acción insurgente, como lo reseña José Luis Réñique.

Quizá una gran dosis de cambio de este gobierno sería que aprendamos a reconocer al otro.