domingo, 28 de febrero de 2010

A CRITICAR UN BEBÉ

A los bebés se les suele cuidar del llamado "mal de ojo". El pensamiento actual dice que cuando el bebé sufre de esto es debido a que alguien le ha deseado algún mal. Curiosamente tiempo atrás era todo lo contrario y aún en Japón persiste esta creencia en su forma original. Ello consiste en no halagar al recién nacido, consiste en lanzarle adjetivos peyorativos para evitar así que espíritus vengan a hacerle algún daño. Digo esto por los comentarios que se han dado con respecto al recién lanzado libro de Silvia Núñez del Arco. Y ya que este blog ha ido perdiendo gradualmente sus ganas de hacer bien las cosas, su continuidad y su intento de aportar al "lector" algo de información "decente" he decidido seguir en este hundimiento de banalidades.
Por lo cual dentro de unos días me pondré a leer aquella novela y a publicar mis humildes comentarios al respecto. Como ya dije, la banalidad y el ocio me han gobernado por completo. Los temas como el terremeto en Chile, el metropolitano próximo a inaugurar y el lamentable desenlace del carnaval en Barranco, finalizado violentamente por la oprobiosa policía peruana serán temas que irresponsablemente dejaré de lado. Disculpas y entiendan a la mediocridad.

miércoles, 24 de febrero de 2010

¿HUMANIDAD O BURLA?



Soy casi un adicto a la televisión, nací con ella, en la era de la videocracia, como llama Denegri. Aun así creo evitar las toxicidades que ofrece esa caja bruta, que es la única que se jacta de ser plana. Por estos motivos, lo que principalmente evito es ver las noticias. Esa sucesión de sangre al estilo gore, ese festín sanguíneo que Tarantino aplaudiría. Por ello es que me enteré, vía facebook, a través del grupo No a Keiko, de la infame noticia sobre la boda de la hija del asesino ex presidente Alberto Fujimori.



Es un acto de humanidad se ha dicho, se interpreta exactamente como lo dicho por Bayly tantas veces, o sea él es un viejito que hizo cosas buenas y cosas malas, pero que habría que poner en una balanza las cosas buenas así como las malas y en base a ello juzgarlo. Que no hay que ser tan agresivos, que hay que reconocer lo que hizo por el Perú. Algo así croaba el “adalid” de la literatura peruana de los noventas, así también lo daba a entender Federico Salazar y Jaime de Althaus. Todos ellos, nuestros magnos líderes de opinión, y mentores de una nueva generación de periodistas que ni siquiera han leído el Bel Ami de Maupassant´s. Triste situación del periodismo actual. Y esto se confirma por la pasividad de muchos en la reacción ante este próximo evento que garantiza que en cuestión de mérito y justicia aún somos unos mamones.



Humanidad, que es lo que claman los amnésicos a sueldo, los mononeuronales piadosos y otra vez los amnésicos endémicos, es lo que se negó durante un decenio de atrocidades y gritos mutilados. Humanidad, fue la gran ausente en Barrios Altos, en los andes adoloridos de Ayacucho. No por eso se habla aquí de venganzas o revanchas, se habla de cordura y respeto para las víctimas de este victimario, de prudencia y sensatez ante el hombre que hizo todo lo posible por institucionalizar el caos en este país llamado Perú. Además, de qué humanidad hablamos frente a un hombre con muchos privilegios dentro de su cárcel dorada, que no llega a ser la de Leoben en Austria, construida por Josef Hohensinn, pero que de seguro aspira, total se trata de un hombre que hizo mucho por la patria. No pues, no es un hombre que esté viviendo el averno carcelario que otros sufren, y más bien esa inequidad de trato sí sería una falta de humanidad, porque sería una injusticia. Entonces, a un asesino común, pasional(los que mayoritariamente abundan y que están presos por un asesinato) debe ser mutilado de esperanzas. En cambio, un hombre responsable de un buen número de muertes es privilegiado asistiendo a la boda de su hija. ¿Es por número de muertes la compasión?



Me dirán algunos, que el tema no va por ahí, no va por actos delictivos cometidos, sino por la edad del reo. Que no hay que ensañarse. El problema es que tampoco va por ahí, de ser realmente un tema de compasión ¿Por qué sólo Fujimori ha despertado el interés de un hombre longevo cuyo deseo es poder ver a su hija casarse? Claro, es una figura mediática y eso es, señores, política y política. Muchos estarán en desacuerdo conmigo, seguro, pero hay verdades que duelen. Y no me como eso de “humanidad”, sabiendo de las canteras de donde proviene.

martes, 23 de febrero de 2010

ESPACIOS


Pasar vestido con las mismas ropas por aquella calle, encender el cigarrillo como un acto ritual, inconsciente, quemándose entre mis dedos, sentir su boca en la misma orilla de mi cigarrillo flaco y dormido. Quedarse dormido pensando, como anestesiado y despertar de pronto gordo y perdido. Ausente de mi propio cuerpo, ver envejecer mi piel con la rapidez de la noche. Sacar de mi bolsillo un encendedor gastado, barato. Manejarlo a mi antojo, presionarlo y sacarle chispas infinitas alrededor de un espacio muerto. Permanecer aislado mientras las palabras nacen, tristes y espontáneas, no tocarlas, dejarlas partir en paz con un aire viciado.
Esconderme del mundo, saludar a los libros que se besan entre libros, juntar la historia con la filosofía, la novela con el ensayo lírico, saludando a la ventana que permanece muda frente a mis cortinas humanas. Pasar por la misma calle y regresar a la misma habitación pensante, a las mismas paredes pálidas. Pensar que te he perdido por la necesidad de extrañarte, de tenerte lejos por el placer del sueño escrito, pensar que te dibujo cada noche, que te fumo cada noche, que te bebo cada noche, que te leo cada noche, pensar que la misma calle se transfigura a cada momento. Que el exterior es irreconocible, que te duermes tranquila con el mismo sueño infante, que permaneces intocable al verso mío. Vernos alejados a la distancia de tu risa y un miedo que lleva mi nombre. Porque sabemos que el camino que se sigue a mi lado es un cuchillo afilado que lleva sangre viva y que se esparce por los ojos, las manos y la boca. El camino recorrido con un cigarrillo, por la misma calle que nos vio nacer, por el mismo beso que humedeció la tarde, llevar la misma ropa al mismo escenario, pronunciar con certeza el guión fúnebre mientras me siento y dejo reposar mi cabeza con el maullido de los gatos en los arboles, con el ruido de los niños en la arena, con el crujir de las hojas secas esparcidas sobre el cemento del otoño.
Pasar vestido por aquella calle, calle marina, pulso de mar, repetirme incansablemente la imagen de mi yo futuro, la construcción del personaje que se levanta de la tormenta, que se levanta de esta cama inmensa que no se acaba, permanecer invisible mientras recuerdo tus líneas en la sábana, tu sudor en mi pecho. Cambiarme de ropa, cambiar de calle.

lunes, 22 de febrero de 2010

DÍA DE LOS ENAMORADOS


El día domingo de esta semana que acaba de pasar decidí ir al cine, acompañado después de tiempo, a ver la película de nombre cursi Día de los enamorados. Película hecha especialmente para esa fecha donde las calles son intransitables y los restaurantes y parques parecen campos de concentración. Irónicamente decidí verla recién este domingo que pasó para evitar aquellas molestias de salir un día 14 de Febrero, y sin embargo las calles de la avenida Huaylas de Chorrillos se lucieron en su anarquía, en su desenfreno. La avenida Huaylas, corazón de Chorrillos, se caracteriza por su notoria fealdad policromática en sus edificios, su contaminación sonora y su angustiante vida delincuencial, pero ¡Señores! Aquello vivido el día de ayer fue un mérito a la barbarie.
Me pasé asustado cerca de 30 minutos sin poder salir hacia ningún lado, ni posibilidad de taxi ni ómnibus. Todo eso a las 7y30 de la noche. Estuve a punto de desertar de mis ganas de ir al cine, de sumergirme nuevamente, como tantas veces lo hago, en una sala inmensa y oscura a esperar que una pantalla grande y fría se cargue de calor, de colores y me narre una historia. Por fin, a las 8 y tantos (pesares) me enrumbé hacia el cine con mi mejor amiga, que decidió ser mi acompañante en ese placer cinéfilo que me gobierna. Compramos los boletos y esperamos, dando vueltas al interior de Lima Plaza Sur hasta las 8y30 de la noche, hora en que empezaba la película. La compañía de esta amiga que me acompañó siempre es para mí agradable, casi un relajante o una terapia sublime, pero creo que ayer hubo un encanto superior o uno de esos toques singulares e infrecuentes que hizo de la noche un dulce inacabable. Quizás sea porque de por sí yo estaba de buen humor, a lo cual me esfuerzo en no buscar explicaciones, tanto que ni la jungla cementosa de Huaylas pudo aplacar. Dieron las 8y25 y entramos a la sala -¿Tú viendo este tipo de películas?-. Me preguntó ella, con toda la razón del mundo. Porque yo suelo ver otro tipo de películas y no algo que se llame Día de los enamorados. No obstante sabía que el nombre era injusto a la trama y había que darle una oportunidad.


¿Cursi? Sí, es cursi. Pero gusta en su cursilería bien delimitada, sin caer en los excesos y consciente de que quiere ir dirigido a un público fácil sin querer por ello insultar al exigente. Porque también hay que ser congruentes, la película está hecha no para explorar el universo audiovisual de las historias, está dedicada a una fecha cursi, empalagosa y huachafa, pero que aun así acierta en querer darnos no la típica película de romance sino que por ello se esfuerza en presentar a un buen elenco de actores que brinda frescura y autenticidad a la obra. Las situaciones cómicas son predecibles en muchos casos, como los diálogos. Mas el marco general de la historia, el cruce de ellas, jalando un hilo suelto para ir destejiendo demás situaciones jocosas es admisible. Yo gocé con la película, me enternecí y me enternecí más con mi amiga, que reía y se acomodaba en su asiento, minúscula y divina. En aquella oscuridad confidente y cómplice del cine. Nunca un público espectador y bullicioso fue tan ameno como en esa ocasión. Día de los enamorados ofrece una buena oportunidad, para aquellos que detestamos el facilismo romántico de Hollywood y la idiosincrasia de la gente por esta fecha risible, de hacer las paces, de realizar un pacto alegre y pasarle simplemente bien. Bien solo o bien, como en mi caso, acompañado.

martes, 16 de febrero de 2010

LA MUERTE DE UNA "ESCRITORA"


Desde la prematura creación, desde el accidentado nacimiento del concepto del Best Seller, el más perjudicado, el inocentemente más jodido ha sido, más que el aspirante a escritor, la literatura misma. Esa inocente historia producto de los mil fantasmas o de los recuerdos más gratos, la plasmación que va más allá de la crónica periodística, la terapia “autoconducida” y amante de la noche que se nutre de puchos y copas, preferentemente, ha sido víctima de ese enemigo oscuro que es el mercado.
Si la literatura es un arte que nos permite el autoexorcismo de la manera más “piadosa” posible ¿Cómo es posible exigir fantasmas a la hora exacta para la producción de una novela? ¿Cómo sincronizar nuestros deseos, nuestros miedos, nuestros sueños a la misma hora que la señora editorial lo mande? Es una pregunta ingenua de respuesta triste. Si Vallejo renegaba de la vanguardia de su época, pues al ser ésta una corriente pierde su carácter de vanguardia, cómo enfrentarnos a los titanes de los editoriales que nos bombardean con historias fatuas y de vida efímera en lo que respecta a su valor como obra literaria. Habría que preguntarse cuánto resistirán al paso del tiempo autores como Paulo Cohelo, Jaime Bayly o la más reciente, y aspirante a escritora, Silvia Núñez del Arco.
Su aparición en el último programa del Francotirador simplemente augura dos posibilidades tajantes, su éxito de ventas y su defunción, su suicidio videocrático frente al ámbito académico. Se mató simplemente. No vi, durante todo el programa, algún salvavidas “intelectual”, algún comentario que la exonerara del cementerio de los libros muertos. Llamar al libro “bebé” fue hasta cacafónico. En su caso caería mejor denominarlo “aborto”. Total, es comprensible que Bayly la apoye con su publicación, simplemente está siendo coherente con sus propuestas de gobierno, o sea apoyar la publicación del libro de su novia es ser coherente con sus ideas.

Es posible que su libro, posibilidad fetal, sea una sorpresa y nos calle la boca a todos. Aun así le será muy difícil liberarse del estigma, no sólo de ser la novia de Bayly, sino también de no ser tomada en serio. Pero bueno, todo sea por el nacimiento de un bebé.