sábado, 25 de abril de 2009

SALVANDO LA DIGNIDAD


Es cierto, hasta donde sé, que la dignidad es algo que se debe preservar aunque la vida se juegue en ello, pero la dignidad es la vida misma, dignidad la que me huye y por lo tanto, vida la que me huye también y vale decir: tan bien. Y como además soy un rescatado de la pena sin fin and other things, creo yo, tengo todo el derecho para decir que la dignidad es para mí algo así como un bello recuerdo, pues resulta, y eso que al narrar esto menos dignidad me queda por salvar, que tuve que ser objeto de la más cruel y bien merecida broma por parte de todos mis amigos.

Pero qué clase de bromas puede resultar en una total pérdida de dignidad puede preguntarse cualquier lector sensato, que asumo habrá alguno por ahí, pues se trata de algo muy sencillo, tan sencillo como vergonzoso y por vergonzoso tiene algo o mucho de cómico. En fin, para no hacerla tan larga y simplificando las cosas en su mínima expresión puedo decir: me cagaron.

Si pues, me cagaron y fatalmente y con toda la alegría del mundo en la reunión de un gran querido amigo mío, que por amigo tengo a un verdadero Robespierre de la comicidad, que hizo de aquella noche un festín de decapitaciones, confesiones and other things. Tanto así que uno de los “verdugos” participantes fue nada más y nada menos que “R”, mi ex enamorada, ex terapia psicológica y extremismos etílicos. Despiadadamente guapa, hasta el punto de tener que aguantarme cuanto vaso y cerveza me alcanzaban.

-Pero Susi ,“chupa”, vamos.

-No “R”, no, quiero permanecer sobrio esta noche, aunque sea quiero acordarme.

Acordarme en este caso es prácticamente un sinónimo de dignidad, paso a explicar, pues en las dos anteriores reuniones de este gran amigo (que por cierto era su cumpleaños), casi hermano, hermano espiritual mío, yo he terminado dándole pena a la pena y por la misma ignominiosa razón tres años seguidos (contando este) que es estar enamorado más de la melancolía que de su presente y realidad. Pero que la razón me acompañe, pues quién me puede refutar que “R” es la belleza más tierna y graciosa que haya conocido alguien jamás, a parte, claro está, de ser mi ex enamorada, ex terapia psicológica y extremismos etílicos. Quitando todo eso y mi taedium vitae a lo Oscar Wilde, me queda pues un control remoto a las cinco de la madrugada con un eterno zapping consolador, pero antes de eso, como para no seguir dándole más pena a la pena también es válido decir que me había preparado mentalmente para los ataques inmisericordiosos de mis amistades e inclusive de los de “R”, pues conozco su canallesco e inmejorable sentido del humor. Con lo que no contaba y creo que esto le produjo a “R” cierta incomodidad, que supo torear muy bien, fue una anécdota que me pasó con, según mi gran amigo, casi hermano…, mi amor platónico, que por platónico entendemos que es por Platón, por ende hablamos de su Utopía y, claro está, la Utopía no es la entelequia que muchos piensan sino que es el perfección y por perfección se entiende, en especial yo, como un imposible, entonces el amor platónico que me confiere mi gran amigo no es entelequia por sí misma sino por bellamente perfecta y como la belleza es parte de la dignidad y la dignidad es para mí algo así como…bueno ustedes ya saben. Bueno , este “amor platónico” se llama Jenny y es nada más y por ende, nada menos que mi mejor amiga a la cual visité hace algunas semanas a su casa, pues la habían operado de los ojos, algo simple pero igual había que visitarla y verificar que todo anduviera bien visualmente.

Durante la visita, siendo ya un poco tarde, nos dio hambre y nos fuimos a la cocina a cocinar unas salchipapas, y entre salchichas y papas y quién sabe Dios por qué, terminamos hablando de penes y en especial sobre el mío. Hablamos de medidas, grosor, formas y de todo un poco, pero sobre todo de medidas y empezó a hablar de la virilidad de su ex enamorado, separando ambas manos a determinada distancia dando a entender que el espacio entre sus manos era aproximadamente la medida que correspondía al órgano sexual de su ex enamorado.

-¿Y la tuya cómo es?

Yo, con salchicha en mano, no hice más que sostener la salchicha con el puño cerrado y con la otra mano indicar que el pedazo de salchicha que sobresalía más lo que tenía en mano correspondía a mi miembro viril, pero algo hice mal al explicar ese razonamiento métrico mío pues Jenny abrió los ojos tanto como un anime japonés y dijo:

-¡Dios mío! la tienes súper chica migo.

Yo, súper aturdido, trataba de entender por qué tanto asombro, si su ex tampoco la tenía inmensa, y me sentía cada vez más culpable de mis medidas y para colmo a mí me tocaba cortar las salchichas y ella que seguía:

-Pero migo, ¿Es en serio?

-Sí, sí, ¿por qué?

-Pucha, ¿Y nunca se han quejado?

Como comprenderán, para esto yo ya estaba sudando frío y hasta pedía perdón a cada salchicha por cortarla hasta que Jenny agarra otra salchicha diciéndome que su actual enamorado la tiene de “este” tamaño y al observar yo que “ese” tamaño era de proporciones parecidas a la mía, exclamé y con todo derecho a réplica:

-Puta, pero si es casi igual al mío.

-¡Total! ¿La tienes chica o no?

A esto yo ya había entendido la confusión, ella había interpretado que el tamaño de mi virilidad era solamente el pedazo de salchicha que sobresalía de mi mano mas no sumó la parte que estaba adentro, o sea me imaginó un micro pene y como pene y dignidad van de la mano y de dignidad y penes, yo pues, ya ustedes saben. Esa fue la anécdota que se narró aquella noche del cumpleaños de mi gran amigo “Robespierre” a quien quiero con todo el corazón. Laaaaaa cosa, como dice “R” con todo ese laaaaaaaaaa de prefacio, es que hablar de falos, ya para no seguir diciendo pene, con tu ex enamorada presente es automáticamente recostar tu cabeza al lado de la de Madame Du Barry en la guillotina y esperar las ya vaticinadas preguntas:

-Ya que estamos en esto “R”, tú mejor que nadie nos puedes aclarar de qué tamaño la tiene este individuo que a cada pregunta siempre responde que posee un tamaño insignificante como para dejar el misterio.

“R”, como dije anteriormente supo torear bien las preguntas y bromas de mis amigos, que también son sus amigos y supo salvar la poca honra que me quedaba guardándose para ella la respuesta tan esperada. Y si eso no es suficiente las bromas seguían, esta vez apuntando a que ella ya tiene una nueva relación y yo pues, un amateur profesionalmente soltero, cagándome de risa en un acto que no se puede entender más que como un refugio masoquista, pues todos fuimos masoquistas, empezando por mí, “R”, mi gran amigo, casi hermano, hermano espiritual y todos los demás, grandes amigos en la reunión más Révolution française. Y bueno, todos bebimos nuestros tragos amargos de la forma más divertida posible, bueno todos no porque “R” estaba con una infección al estómago o había salido de una y no podía beber, a lo que no nos quedó otra que respetar su responsable acto abstemio de la noche y yo babeando en secreto y tanto me sentí identificado con ella, pues las bromas obviamente nos involucraban a ambos, aunque ella igual se cagaba de risa, que ahora mismo yo siento una fuerte infección al estómago.

lunes, 13 de abril de 2009

sábado, 4 de abril de 2009

RESPUESTA A UN ANÓNIMO


Los anónimos en los blogs se presentan como la nueva identidad del miedo, de tirar la piedra y esconder la mano. Es además el escudo de lo superfluo, la barricada del temblor, la náusea desde el escondite y casi siempre acompañado del ocio de la lectura, porque pareciera que todos esos comentarios que paren los “anónimos” llevaran consigo todo el peso del ocio y el cansancio neuronal. Es típico de esto la broma o la afrenta sin soporte racional, es casi la evidencia del enfrentamiento entre el análisis pausado y sesudo contra el recorrido feroz sin entendimiento del algún texto.

Ahí se atrincheran no las batallas ideológicas sino el insulto fácil, aburrido y hasta risible, no hay un González Prada que salga a gritarle con gracia “enano Perinola” a un Piérola, ahora sólo se recibe un “cabrón” “miserable” como artillería pesada, que puede ser bien aceptada pero que no tiene ninguna argumentación válida de tales adjetivos. Al señor o señora que me envió aquel fatal comentario que no hace sino reafirmar mi visión sobre la estupidez humana le digo: Chico, no entendiste nada de nada. ¿Defender yo solapadamente a los terroristas por decir que Fujimori también ejerció un terrorismo de estado? ¿Agradecerle que estoy vivo? ¿Agradecerte que no me quieras matar? Hombre, con razón y defiendes a Fujimori si tienes todas sus mañas, o sea si no te gusta algo lo matas, porque comprarme no podrás. Volviendo al caso anterior me pregunto en qué clase de silogismo te has amparado para decir que defiendo a terroristas, ¿quién ha sido tu profesor de lógica? ¿Hitler?

Me preguntas que si no me acuerdo de los coches bombas, de las torres derrumbadas, de las matanzas de los campesinos y niños por los terroristas y te respondo: Sí me acuerdo. También me acuerdo de Mariela Barreto, también me acuerdo de Martín Rivas, también me acuerdo de Sosa, también me acuerdo del 5 de abril, me acuerdo de Pedro Huilca, me acuerdo de Montesinos, también me acuerdo la agresión a los sindicatos, me acuerdo del grupo Colina, me acuerdo de los diarios comprados, de la televisoras compradas, me acuerdo de la persecución a periodistas como Hildebrandt. ¿Sigo? ¿Sigues creyendo que protejo a terroristas o que denuncio al otro terrorista también?

Dices que me duele que gente que use la “razón” apoye y diga que Fujimori es inocente luego de diez años de lepra gubernamental y que yo pienso con el hígado y escribo por eso. Pregunto: ¿Luego de dos gobiernos donde el silencio era comprado con el dinero y el miedo a la muerte, luego de diez años donde el horror se vistió con la indumentaria presidencial, luego de un periodo en donde tantos niños y niñas, padres y madres se preguntaban quiénes los iban a matar ahora, el ejercito “salvador” o los senderistas maoístas del terror iluminados, luego de todo eso se puede escribir sin hígado, sin horror? Pues no y a esto le agrego el asco. Y no te voy a agradecer que no me mates ni que me quieras porque somos seres humanos, disculpa pero mí no me vas a hacer tragar esa falacia infestada de hipocresía e inmundicia. Yo no podría querer a Franco en España, a Musollini en Italia, Stalin en Rusia, Hitler en Alemania, Berlusconi y Bush por ser humanos. Estos, los genocidas más grandes de la historia, estos, los del club de la muerte de la cual Fujimori es socio activo desde hace buen tiempo. Te pido un favor: No me quieras por ser humano, que ya somos muchos y no todos tenemos tus inquietudes asesinas querido anónimo. Y si te amparas en la Biblia, creo yo que hay mejores citas y mejores pasajes. A mí en particular me gusta el Cantar de los Cantares, y vale aclarar pues parece que ni eso entendiste: Soy agnóstico y orgulloso de mis dudas. La frase “Y lo confirmo con la fe de un cristiano prisionero en su ilusión” es tan sólo una ironía y no me jacto de ser cristiano, me jacto de haberlo dejado de ser hace mucho tiempo, cuando descubrí algo más bello: el placer de dudar. Pero no dudo de aquello que significó Fujimori. Soy Suimar(Martín Carrasco Peña) y jamás seré un “anónimo”.

viernes, 3 de abril de 2009

¿FUJIMORI INOCENTE?


Qué inocencia tan sangrienta, qué episodio tan nauseabundo, qué fatídica confirmación humana, qué vergüenza a la memoria y a mi generación. Hace algunos días en el impresentable programa de Beto Ortiz y el siempre extraviado “chico maravilla”, Aldo Miyashiro, observé la inmortalidad de lo fétido. Dos congresistas fujimoristas, que no necesitan mayor presentación que pañuelo blanco en mano para tapar las fosas nasales y evitar esa presencia mortal del cólera, hablaban sobre la inocencia de aquel señor que se jacta de haber derrotado el terrorismo de Sendero, pero que instauró a su vez un terrorismo de estado.

Fujimori no sólo ha sido el causante de las muertes de Barrios altos y La Cantuta es además el autor de la vigencia de la estupidez limeñamente acentuada y casi esparcida por todo el país a través de spots publicitarios que nos bombardeaban sin piedad en los años noventa y en su intento de tercer mandato ¿Alguien se acuerda del “baile del chino”? y ¿Dónde estaban los periodistas de aquella época? ¿Dónde estaba Rosa María Palacios? Y el bigote parlante de Nicolás Lúcar contra qué peleaba en aquellos sus buenos años. ¿Y nuestros programas de entretenimiento? Pues se resumían a los cómicos ambulantes y a los talk shows, que eran una especie de cazadores de Minerva en versión anacrónicamente huachafa hasta el insulto.

¿Es acaso inocente un hombre que perpetuó y perpetró la barbarie como modo de gobierno? Este señor que empezó como ahijado político de García se convirtió rápidamente en el alumno estrella y sucesor digno de Alan, en vez de Mantilla tenía, pues claro, al presunto admirador peruano más grande de Fouche, o sea Montesinos. Un pobre tipo que creyó que con la riqueza de la sangre podía escalar socialmente en una sociedad de castas mentales como lo es la peruana.

Piden justicia los fujimoristas, pide justicia Nakasaki en su papel de abogado del diablo, piden justicia sus hijos, los hijos de los impuestos de toda una nación y pide justicia la justicia. ¿Qué justicia reclaman los fujimoristas? Pues hombre, olvidar las muertes, la corrupción, las infamias, las pesadillas, la castración neuronal de su propuesta educativa, los intentos cinematográficos de los vladivideos, las persecuciones, la naturaleza humana, la mierda. ¿Quién perdona o qué es capaz de perdonar eso? La estupidez, la inconciencia, la ignorancia, la amnesia terrorífica del horror. ¿Cuál es el argumento? Un “yo no sabía nada” ¿Quién se come eso? Nuevamente: la estupidez, la inconciencia…

A mí todo ese asunto del patriotismo y “estoy orgulloso de ser peruano” y todo ese bombardeo hambriento de razón, tuberculoso de ideas, me llega altamente. Ni siquiera queda claro qué es ser peruano, yo simplemente nací en Perú, me agrada el país pero también me apesta y me duele. ¿Puede la idiotez tener tanto peso sobre el hombre? ¿Es una batalla perdida la dignidad contra la inmundicia? Para Vallejo la naturaleza del dolor es el dolor dos veces, la del asco la deberíamos multiplicar por diez, la de la ignorancia y estupidez, primas cercanas, casi hermanas siamésas, una potencia elevada a la N. Y lo confirmo con la fe de un cristiano prisionero en su ilusión, pues luego de la entrevista de Beto a esas señoras innombrables se procedió a una encuesta vía telefónica en donde el espectador, en su gran “idiotez” mayoría dijo: es inocente.

En ese momento y como nunca, cogí el teléfono rojo de mi habitación y marqué el número del programa, furiosamente, en nombre de todos aquellos de mi generación para decir que no todos somos desmemoriados, que por favor el desierto de inteligencia no se ha apoderado de todos, que la vergüenza que ha parido la democracia en el Perú se llama: Fujimori.