domingo, 16 de enero de 2011

RAZONES POR LAS QUE NO HUBIERA VOTADO POR MERCEDES ARÁOZ


Mercedes Aráoz ya no está en ese circo tenebroso que es el APRA, pero aún sigue Keiko en las encuestas. Esto me hace preguntar ¿Qué es lo que le pasa a los peruanos que siempre votamos por personas que tienen fantasmas en el closet?
¿Es que acaso nos odiamos tanto? ¿Será que tenemos tanta vocación suicida y para el ridículo? ¿Qué es lo que hace que nuestra memoria sea tan ineficaz para recordar los 90´s, para rechazar lo de Bagua y que sea tan eficiente para saber de memoria todos los personajes de Al fondo hay sitio?
Hay días en que a uno realmente no le queda nada de optimismo y piensa seriamente que la eutanasia es una bendición, que si algo tenemos de grandioso es que aún podemos decidir cuándo acabar con nuestra existencia. Aunque el problema es justo ése. El Perú se aniquila sin saber que lo está haciendo, el suicida es consciente, el peruano es ignorante de su camino tanático.
Con la salida de Mercedes algunos me han dicho que ha hecho bien, que pensaban votar por ella si no fuera por el APRA. Lo que olvidan algunos es que la señora que “ha hecho bien” saliendo del partido que la acogió para su aventura política no tiene moral alguna para salir de la forma que ha salido. Es decir, se ha ido porque no podía permitir que un hombre con la sombra de corrupción que Jorge del Castillo esparce contamine su candidatura ¿Y es que acaso ella misma ya no contaminaba su candidatura con los muertos de Bagua? ¿No es García mismo, el presidente, una persona con suficientes méritos para dudar de su honradez? ¿No es en sí mismo el APRA una academia del latrocinio? Si a todo esto respondemos con un sí es válido decir que la señora no tiene moral alguna para la indignación. Entonces es válido preguntar qué hacía Mercedes allí.

¿Es Mercedes una persona tan tonta? No, no lo es. Por lo menos es lo que pienso, mi hipótesis es la siguiente, y una razón más por la que no hubiera votado por ella. Primero, teniendo en cuenta que no es una persona tonta, uno diría qué hacía en un partido donde la derrota era tan predecible, donde su presencia era tan similar a la de un peón cuya existencia es la del sacrificio. Pues mi respuesta es: sed de poder.
Es lo único que nublaría la lucidez de una persona que no es tonta, ni profundamente despistada como la señora Aráoz. No hay otra forma de explicar que se metiera en un proyecto tan muerto antes de nacer. Y yo no votaría por una persona cuya sed de poder es tan fuerte. Cuya necesidad de firmar contratos es más importante que la vida de numerosos indígenas, no votaría por una mujer incapaz de entender la condición de títere en que fue convertida.

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