viernes, 23 de abril de 2010

PENSAMIENTOS SOBRE EL TRATADO DE VERSALLES


Resulta evidente que tras el cese de la guerra, producto del rendimiento alemán, las causas que buscó el tratado por parte de los Aliados no buscó como único fin prevenir otro futuro bélico sino que además significó beneficiarse de su condición de vencedor para imponer una serie de compromisos, que dada su naturaleza resultaban incongruentes e inviables para un estado alemán golpeado. En otras palabras el tratado de Versalles redujo a la ignominia al estado alemán tanto en materia moral, económica y militar, abriendo un camino de fácil vaticinio.
Este camino sería el que produjo la Segunda Guerra Mundial, como una sucesión de lo predecible o como una solución al insulto. Analicemos esto desde el hecho que el estado es obligado a ceder parte de sus colonias, disminuyendo y reconfigurando su espacio geográfico, su poderío militar queda reducido a 100 mil hombres, lo cual serviría de subterfugio para frenar todo intento de insubordinación ante el tratado, por último se vio obligado a pagar una deuda, para quien el mismo Keynes consideraba como un monto imposible de pagar. Como menciona la historiadora Joanna Bourke en su libro La Segunda Guerra Mundial: Un historia de las víctimas, “quizá no nos guste tener que remontarnos tan atrás, pero es cierto que la imposición del humillante tratado de Versalles (1919) a las potencias derrotadas, obligándolas a hipotecar su economía para pagar indemnizaciones de guerra, fue la semilla de un nuevo conflicto…En otras palabras, era inevitable que Alemania tratase de recuperar lo que consideraba su justo lugar en el mundo”.
En efecto así sucedió luego de haber pasado por una inflación, para pasar a una depresión económica, muchos alemanes germinaron la nostalgia hacia la época dorada del imperio. Lo cual se consolidó gracias a la recuperación económica viviente en 1938. Hay que recordar que las tierras que fueron cercenadas no constituían la base de su poderío económico industrial, por lo cual resultó viable su recuperación. Además como lo menciona la historiadora “la derrota de la Primera Guerra Mundial no había logrado acabar con las ambiciones alemanas hacia el este”. Es más, esta situación fue aprovechada por Adolf Hitler dirigiendo las fallas en el primer encuentro bélico tanto a los que pactaron con el tratado como a la clase económica dirigente, es decir el capital manejado por los judíos.
Desde este punto de vista el Tratado de Versalles fue infértil e incapaz de lograr su objetivo desde muchos puntos de vista, falló en prevenir una segunda guerra, falló en querer frenar a Alemania, falló en querer recuperar la economía mediante el pago indemnizaciones y falló en hundir el crecimiento industrial y armamentista a Alemania. Y esto se ve claro, en el libro de Brian Ford Armas Secretas Alemanas: Prólogo a la Astronáutica. Donde se observa su poderío y avance teconólogico.

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