jueves, 11 de junio de 2009

DATOS SOBRE LOS AWAJÚM-WAMPIS

El siguiente texto ha sido tomado de la portal : http://www.co.terra.com/terramagazine/interna/0,,EI8868-OI3814296,00.html
Paola UgazLima, Perú
La antropóloga Luisa Elvira Belaunde, con un doctorado en conocimientos de la Amazonía, trabaja actualmente viajando entre las ciudades de Lima y Salvador, en Brasil. Terra Magazine la entrevistó sobre las diferencias culturales que separaban a los indígenas y los policías que participaron en la asonada en Bagua, en la selva peruana, y en particular por la etnia awajún-wampi, la más visible en la resistencia a las medidas aprobadas por el congreso peruano respecto del manejo de los recursos amazónicos.
¿Quiénes son los awajún-wampis?
Los awajún son gente como uno. Quieren que sus hijos se críen sanos, trabajadores y alegres. Tal vez no hablen el castellano igual que la gente en Lima, tal vez lleven adornos diferentes a los nuestros, pero son gente como uno, como todos los peruanos.
Lo que los hace diferentes es que ellos mantienen viva una lengua antigua, milenaria, y conocen la selva de manera íntima. Tan íntima que para ellos la selva, los ríos, las plantas y los animales no son meramente cosas sino personas.
¿Cómo viven los awajún-wampis?
Puede parecernos raro a nosotros que vivimos en las ciudades, pero para ellos, somos nosotros los extraños porque vivimos rodeados de meros objetos sin vida. Calles casi sin árboles, casas con paredes de cemento frío, muebles de plástico, meras cosas con los cuales no podemos conversar ni soñar.
Eso es un gran impedimento, porque para los awajún, es a través de los sueños que se aprenden las cosas más importantes, que se escuchan el consejo de los antepasados y se reciben los poderes de los espíritus. Por eso los grandes sabios y sabias del pueblo awajún, son los soñadores, los que saben comunicarse con el pasado y todos los elementos del entorno.
¿Cuáles la visión de los awajún-wampis sobre lo que nosotros llamamos el medioambiente?
La historia del pueblo awajún está íntimamente entrelazada a la historia de la selva y los ríos que habitan y con los cuales se comunican para vivir una vida plena. Cualquier decisión que atañe su selva y sus ríos los atañe a ellos mismos.
Para comprender a los awajún antes que nada, entonces, hay que dejar de lado esa extraña locura nuestra, de la gente de las ciudades, esa manía que tenemos de pensar que los árboles, los ríos, las aves, los peces y los animales de la tierra no son sino cosas que uno puede tomar, utilizar o dejar sin que estos sientan nada. Es nuestra manía hacer de nuestro entorno una cosa, negarle la vida, negar que es parte de nosotros mismos y que el daño que le hacemos al entorno nos lo hacemos también a nosotros mismos. Tal vez no queremos admitir que al rodearnos de meras cosas sin vida, nos hemos privado del derecho a una vida más plena.
¿Quién aprende de quién, y quién se niega a aprender de quién?
Para las familias awajún, mandar a sus hijos a la escuela a que aprendan a leer y escribir y puedan ser como todos los niños peruanos es una prioridad. Ellos no escatiman sacrificios para mandar a sus hijos a la escuela, para conseguir el dinero para comprar sus pocos cuadernos y sus ropas de estudiantes. Y allí en la escuela, sus niños aprenden sobre la gente de las ciudades, aprenden a defenderse, como suelen decir, para no dejarse a engañar como ya fueron engañados sus antepasados muchos veces por la codicia de personas inescrupulosas de las ciudades que sólo pensaban en utilizarlos, como si en vez de ser plenamente humanos fuesen solamente cosas. En la escuela que el estado peruano ha colocado para ellos, ellos han aprendido a defenderse como ciudadanos peruanos, y muchos de ellos han demostrado su fidelidad total al Perú protegiendo las fronteras del país en los conflictos armados con el Ecuador de las pasadas décadas. Son excelente guerreros, si, eso lo han demostrado muchas veces como soldados defendiendo al Perú, lado a lado con ciudadanos peruanos de todas partes del país.
¿Entonces, si los awajún han aprendido de la gente de las ciudades, por qué la gente de las ciudades no podemos aprender de ellos?
-Todos somos plenamente peruanos y plenamente ciudadanos, ¿por qué tenemos siempre que pensar que la gente de las ciudades somos quienes siempre tenemos la razón? Los awajún no se oponen al progreso del país, pero si se oponen a que se les separe de su selva, sus ríos, sus plantas y sus animales, porque ese entorno hace parte de ellos mismos, y así como ellos no pueden ser tratados como cosas, la selva tampoco puede ser tratada como una mera cosa.
Ellos quieren un lugar donde vivir y donde soñar. Quieren sus comunidades y sus tierras, y quieren un progreso que no signifique polución, donde no haya derrames de petróleo, donde no haya falta de alimentos ni enfermedades. Ellos quieren ser escuchados así como ellos han escuchado a la gente de las ciudades, así como ellos han escuchado a la selva y los ríos. Olvidémonos de nuestra locura, de nuestra manía de hacer de los seres vivos meras cosas.

1 comentario:

Mikimakay dijo...

Sobre la historia reciente de los aguarunas, léanse el libro del antropólogo, y punk, gringo Shane Green:
"Caminos y carretera: acostumbrando la indigenidad en la selva peruana" (Lima: IEP, 2009).