martes, 19 de julio de 2011

A TI TE LO DEDICO.


La verdad, lo que tengo que decir de ti es que me pareces un ser despreciable, abominable, vomitivo, inculto, un palacio de oquedades habita en eso que llamas cabeza. Un pueblo fantasmal ha usurpado el lugar que deberían ocupar aquellas que seguro has oído alguna vez: Neuronas.

No eres nada, tan solo una sombra que viaja y vuelve, que escribe cursi y que quiere tan mamíferamente aburrido y predecible. Eres la fortuna del tedio, el retorno de lo abyecto, el triunfo de la esperanza invertebrada sobre las lágrimas de la experiencia. Por cierto eres un rostro adiposo que merecería la bruma, la niebla, el veto. Un rostro que aparece junto a una que todavía se perpetúa en la noche, en el subterfugio de una copa. Eres un vacío, un común, una piedrita irreconocible entre las rocas. No tienes nada nuevo que ofrecer al presente ni al futuro del cual estoy seguro ningún plan te acobija. Tú único rasgo de inmortalidad son estas líneas. Eres nauseabundo, una mala letra, un galán de estupideces, un suertudo rastrero que vive acompañado de algo que su inteligencia no merece.

Un perfecto hacedor de entelequias, de miserias, nimiedades. Un perfecto ignorante graduado en estupidez que jamás, estoy seguro, ha leído más de un libro al año. Tu biblioteca (si es que la tienes) deber estar habitada por ejemplares para dummies. Eres un homúnculo que sonríe con los ojos casi cerrados, con una barba ridícula, de esas que llaman chivita. Un ejemplar de la hediondez, un recolector de lo perdido. Tu historia es una ficción, un error de ortografía. Lo que te rodea es compasión al minusválido o ceguera que deforma la realidad. Quizás y tengas el don ponzoñoso de trocar tu realidad y vender una imagen falsa de ti cuando en realidad sigues siendo ese veneno contra el buen gusto y la razón. Eres lo peor de mi memoria, la grieta del pasado. Un vuelo promiscuo.

Te conocí hace poco tiempo y casi me caes bien a pesar de tu minúscula importancia. Dijiste “hola”. Pero las murallas del buen gusto no toleran demasiado y se han desbordado. Eres ese algo que atrapó lo extraviado. Espero no volverte a ver ni a dialogar con tu imagen, porque palabras ambos sabemos que no tienes, para eso hacen falta ideas. Y sabemos que eso es lacerante para ti.

Sin más que decir tu (y esto es promesa) inubicable y jamás amigo: SUIMAR

P.D: A pesar (o quizás debido a eso) de tu estupidez tu suerte ha sido tu salvación. Ser estúpido te ha hecho feliz y a mí miserable. Quizás la estupidez sea la única vía. A menos que como Facundo Cabral sepamos dominar la inteligencia a nuestro favor. Por el momento no es mi caso.

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