jueves, 10 de septiembre de 2015

¿A quién incomoda Milagros Leiva?

M Carrasco

Se ha ido Milagros Leiva o, más bien dicho, la han expectorado de su centro de trabajo y de pronto nace una mártir de la cursilería hecha profesión, una heroína con sabor a mermelada. Y es que nadie que sufra una entendible alergia hacia los programas de Televisa o a las reuniones publicitadas y celebradas de FuXion podría decir que se trata de una periodista seria y con brillos de intelectualidad.
Ella ha demostrado, sin querer, que tampoco brinda ninguna seguridad haber estudiado periodismo para ser bueno en esa profesión y por ello se lo agradecen los Barraza, los Pavón y las Díaz de la farándula.
Porque, si nos ponemos a pensarlo bien ¿A quién podría incomodar Milagros Leiva? En sobonería seguramente se sentiría amenazado Alejandro Guerrero de que lo destronen del palacio de la memoria de quienes ejercieron el arrastre con orgullo. Pero también podría haber la posibilidad de que quien haya estado detrás de esa movida ajedrecista sea Nicolás Lúcar, pues no es fácil hacer el ridículo sin entregar parte de sí en el proceso. Después de trabajar plácidamente en un canal comprado por el gobierno de Fujimori (el mismo donde trabajaba Leiva) ahora se disfraza de defensor de la democracia y hasta de defensor de los Humala.
Sin embargo, es lógico pensar igualmente que el operador detrás haya sido Mauricio Mulder al ver las constantes entrevistas de la periodista (porque de algún modo hay que llamarla) a Alan García, con esas miradas coquetas, esas sonrisas infectadas, esas preguntas edulcoradas. ¿No habrá sentido Mulder que le estaban serruchando el piso? Habría que hacer una investigación profunda en el apra.
Mas no sólo los sobones han podido sentirse incómodos ante su presencia, habría que agregar a la lista a los cursiles, ingenuos, hambrientos de poder, anómicos, garrulos, ignaros. Por consiguiente, se puede inferir que tenía como potenciales enemigos a casi la clase política entera, por no hablar de la nación.
La verdad (sin comas) es que dudo que esta periodista pueda representar un peligro a alguien. ¿A qué oposición representa? ¿al programa del gobierno? ¿no es el mismo que puso en práctica Fujimori, Toledo y García?
¿No tienen acaso desde hace tiempo al gobierno cumpliendo el mismo modelo que se le impuso y que dijo iba a cambiar? Porque meterse con un ministro o un congresista no altera el sistema, sólo agrega al anecdotario.
La única oposición que representa Leiva es la personalista hacia la pareja presidencial, que debe ser investigada hasta que aclare su bienestar económico. Pero no hay más allá de eso y hablando de la pareja presidencial, pues la hipótesis de su salida por el tema de las agendas me parece poco creíble. ¿Tiene poder la pareja presidencial el poder para exigirle a El Comercio que saque a una de sus periodistas? ¿Creen realmente que con este nivel de aprobación el gobierno puede exigirle algo así al dueño de casi el 80% de los medios de comunicación?
Por ahí ha surgido la teoría (no, esto no es ironía) que el verdadero motivo de su salida ha sido una supuesta ayuda de la periodista en la fuga de Martín Belaunde Lossio, con quien habría mantenido una relación amorosa. El semanario Hildebrandt en sus trece estaría publicando mañana las fotos que confirmarían dicha sospecha.

Ante todo eso me surge una inquietud. Yo no sé si la salida de Milagros Leiva también se ha extendido a su participación en el diario, pero de ser así sólo le veo dos opciones de participación dentro de un medio escrito: O trabaja para lo que queda del 20% de medios que aún no han sido comprados por los Miró Quesada o funda su propio diario, como tanto le gustaba decir cuando alguien le increpaba sobre la concentración de medios.

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